En varias naciones clasificadas como de ingreso medio y bajo, los flujos provenientes de las remesas sobrepasan de manera significativa a aquellos asociados, por ejemplo, con la inversión extranjera y la ayuda oficial destinada al desarrollo.
Guatemala se encuentra entre los países donde las remesas desempeñan un papel crucial en relación con el producto interno bruto (PIB). Se estima que en 2018 las remesas recibidas por familias alcanzaron cerca de 9.288 millones de dólares, lo que representa el 12,1% del PIB. A pesar de que la mayor parte de las remesas se destina al consumo diario de los hogares que las reciben, alrededor de una quinta parte se ahorra o se invierte, principalmente en áreas como educación, salud y vivienda.
Actividades productivas
Sin embargo, el uso de las remesas familiares para invertir en actividades productivas y emprender todavía es limitado (5,4%). Uno de los aspectos que restringen la inversión de las remesas en actividades productivas es la baja inclusión financiera de las personas y el escaso acceso a crédito de fuentes reguladas para esas actividades. Este documento tiene como finalidad presentar un diagnóstico y proponer un conjunto de estrategias que impulsen una inversión creciente de las remesas familiares en Guatemala, mediante una mejor inclusión financiera, tomando como referencia el estudio de caso de la cadena de valor del turismo en La Antigua y otros municipios de Sacatepéquez.
A partir de la evaluación del estado actual de los flujos de remesas y su utilización, así como del análisis de las principales limitaciones que enfrenta la cadena de valor, se detectan oportunidades para aprovechar las remesas familiares en el financiamiento de proyectos productivos, mediante un acceso y uso ampliados de productos y servicios financieros formales.