El mercado panameño se caracteriza por su reducido tamaño (población de 4,1 millones de habitantes) y concentración geográfica en la ciudad de Panamá (dos millones). El crecimiento económico sostenido, el mayor ingreso disponible de las familias, la apreciación del dólar y el Acuerdo de Asociación de Centroamérica con la UE en vigor desde 2013, han impulsado el consumo de aceite de oliva.
Del lado de la demanda, el consumidor panameño sigue percibiendo el aceite de oliva como un producto de alta calidad y de precio alto. El uso del mismo se reduce casi exclusivamente a aderezo en ensaladas, ya que el aceite de oliva sigue sin ser un ingrediente de uso habitual en la cocina panameña.
Claves en la compra
El precio constituye el principal factor decisorio de compra, sin que la calidad o el país de origen jueguen un papel relevante. Los aceites más adquiridos por el consumidor panameño son los aceites de soja y girasol, con un precio más asequibles y muy introducidos en la dieta panameña.
La marca, en menor medida, también juega un papel importante en la decisión de compra, siéndolas más conocidas aquellas que llevan más tiempo en el mercado y han construido una imagen diferenciada. Destacan principalmente las marcas Ballester, La Española y Carbonell.
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