Aunque Chile se ha convertido en el tercer principal socio comercial de China y en el principal proveedor de cobre, la inversión china en el país sigue representando un reto por resolver. De acuerdo a los informes de InvestChile, entre 1974 y 2016, la inversión proveniente de China en Chile alcanzó únicamente los US$ 302 millones, lo que equivale a menos del 0,05% del total de la inversión en Chile durante ese periodo.
Según las estadísticas chinas, en 2015 la inversión extranjera directa (IED) en Chile fue de US$205 millones, lo que correspondió al 0,16% del total de la inversión china en América Latina. Esta cifra es considerablemente inferior a la de otras naciones de la Alianza del Pacífico, como Perú con US$705 millones, Colombia con US$554 millones y México con US$525 millones. Se anticipa que Chile logre alcanzar el promedio regional en los próximos cinco años y que llegue a los US$1,244 millones en el año 2022.
Nuevas oportunidades
Ambos países enfrentan desafíos y están creando oportunidades para fomentar una mayor integración mediante un significativo incremento del comercio bilateral, el crecimiento global de la IED de China y su experiencia acumulada, la brecha de IED que ha existido en Chile en los últimos años, la estrategia de La Franja y la Ruta, y el desarrollo del Tratado de Libre Comercio con China a lo largo de diez años, junto con la negociación de su renovación, entre otros. Sin embargo, es necesario que ambas partes hagan esfuerzos coordinados. En primera instancia, estas naciones deben abordar los problemas y dificultades relateados con el conocimiento y la cultura.
Por otro lado, el aumento de la IED en Chile de aquí en adelante será un desafío para ambos. Para China, el reto radica en el desarrollo local de las empresas chinas, mientras que para Chile, el diseño e implementación de políticas de promoción por parte de las instituciones públicas será crucial. Una visión estratégica es necesaria para ambos países. Las empresas deben adaptarse a un entorno de competencia total. Chile debe impulsar la inversión china mediante la innovación de su estructura económica y un desarrollo a largo plazo. La IED de China no solo se considera como un mecanismo para revertir la disminución de la IED en Chile, sino también como una forma de aumentar la participación chilena en la cadena de valor global y reducir su dependencia de los recursos naturales, especialmente del cobre. Es esencial establecer un mecanismo de comunicación a alto nivel para facilitar la cooperación estratégica. Hay que superar las barreras del conocimiento y abrirse a nuevas estrategias para fomentar la IED. El Estado chileno debe planificar, diseñar, orientar e incentivar con mayor vigor que antes. Las empresas chinas necesitan superar los cuellos de botella que limita la IED en Chile, como las barreras idiomáticas, culturales y la aceptación por parte de la comunidad local. A la vez, los sectores de inversión no deben restringirse solo a la minería, infraestructura o energía, sino que es posible ampliar el enfoque hacia la manufactura, el comercio electrónico, la economía colaborativa y otros ámbitos digitales e informáticos.
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