América Latina y el Caribe (ALC) ha experimentado en años recientes una desconexión creciente entre los ciudadanos y las instituciones públicas. En efecto, los datos del último Latino barómetro muestran que la población que tiene poca o ninguna confianza en los gobiernos nacionales alcanzó el 75% en 2017, un aumento desde niveles del 55% en 2010.
La confianza en otras instituciones como el sistema judicial o las elecciones también se deterioró, al tiempo que ha crecido la insatisfacción con la calidad de los servicios públicos. Esta creciente desconexión no es un fenómeno exclusivo de América Latina y el Caribe, dado que también está teniendo lugar en otras regiones del mundo, pero existen algunos factores específicos que la explican para el caso de ALC.
Mayor importancia
La ciudadanía es hoy más exigente y pide más y mejores servicios públicos, en particular salud y educación. También exige instituciones públicas más creíbles, capaces, abiertas e innovadoras. Este cambio en las demandas y aspiraciones tiene que ver en buena medida con la expansión de la clase media, una de las mayores transformaciones socioeconómicas recientes en la región.
Esta clase representa hoy más de un tercio de la población de ALC y, por primera vez en décadas, es más numerosa que la población que vive en la pobreza. Las repercusiones que esto tiene en términos del diseño de las políticas públicas y del funcionamiento mismo de la democracia son de gran profundidad.
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